La magnífica habilidad para la pintura y el dibujo de los pueblos indígenas puede apreciarse en los murales, cerámica y atavíos corporales, entre otras expresiones gráficas. La pintura se encuentra cargada de un simbolismo especial, relacionado con las costumbres ancestrales, mitos y leyendas, encontrándose así, representaciones antropomorfas, zoomorfas y geométricas de líneas sencillas y cromáticas.
Siguiendo las fuentes de inspiración de sus ancestros, los niños, niñas y adolescentes que participan del taller, investigan y recrean las tradiciones de su comunidad, acciones de su entorno familiar y narraciones de los mayores, así como de las experiencias deseos y sentimientos personales.
En el proceso del taller el niño, niña y adolescente crea sus materiales de trabajo con recursos naturales como la arcilla, la tierra de colores, las hojas e insectos (como la cochinilla), de los cuales obtiene colores y texturas, aprendiendo en el proceso a valorar la riqueza de la naturaleza.
Asimismo, utilizando técnicas de pincel, dáctilo pintura y collage, desarrollan sus capacidades de observación y concentración, explorando además las características de la luz y sombras en un espacio en la ejecución del dibujo.
El dibujo y la pintura fueron los principales medios por los que nuestros “huérfanos pajarillos” pudieron expresar las dimensiones de la tragedia vivida y de su trauma emocional e ir, poco a poco, superándola.
El primer taller de dibujo y pintura fue implementado en febrero de 1991 con el nombre de Warmaquellqayen los comedores Adolfo Pérez Esquivel y Ciudad Libertad de Las Américas. Pocas semanas después de finalizado, CHIRAPAQ organizó el concurso de dibujo y pintura “Derecho a vivir a través del arte”, entre los comedores infantiles de toda la ciudad, teniendo mucha acogida y despertando gran interés en la población. Este comienzo auspicioso fue el que motivó la ampliación y diversificación de los talleres Ñoqanchiq a otros comedores infantiles. La firma de convenios de trabajo con instituciones públicas, como la Dirección Regional de Educación de Ayacucho, permitió la socialización de la experiencia en centros educativos pilotos de nivel primario en Huamanga y Vilcashuamán.
La sistematización de esta experiencia ha producido la guía didáctica Tullpuni para la enseñanza del arte con tintes y recursos naturales (2003), que ha sido difundida en el ámbito nacional e internacional, pero sobre todo en la Región Ayacucho, para la capacitación de docentes.