La muestra comunitaria del Premio Anaconda “La Imagen de Todos los Pueblos” llegó en Febrero hasta Yapatera, el pueblo con mayor población afrodescendiente del Perú. Líderes y autoridades locales conformaron el jurado, participando de una maratónica jornada de proyecciones que enlazó problemáticas y luchas comunes con los pueblos indígenas y que convirtió a este poblado en sede de cine internacional.
Yapatera es una hermosa mezcla entre la serranía y bosque seco, ubicada a unos 83 kilómetros al este de Piura, en el norte peruano. Igual de hermosa es la mezcla de sus habitantes, descendientes de africanos traídos en el siglo XVI. Dedicados al cultivo del arroz, el mango y la caña de azúcar, desde hace algunos años la población de Yapatera ha iniciado un proceso de revaloración de su identidad a través de la cerámica y el impulso del turismo.
Abelardo Alzamora, maestro y promotor de la cultura afro yapaterana, ha dedicado su vida a la reivindicación de los aportes de los afrodescendientes en la construcción de nuestro país.
Él ha transformado su sencillo hogar en la Casa de la Cultura de Yapatera, espacio de reivindicación cultural que apunta a fortalecer la autoestima de los niños y jóvenes y a preservar expresiones de bailes como el tondero y la música y poesía de las cumanánas o décimas.
“Pero los negros no somos solamente música y baile”, aclara. “Tenemos otras perspectivas, otras motivaciones, otros talentos y potencialidades que podemos desarrollar. Históricamente hemos sido actores económicos de gran importancia para la agricultura, así como promotores de la medicina natural” explica Abelardo sonriendo bajo el intenso sol piurano.
Yapatera es también reflejo de la exclusión y la pobreza estructural que enfrentan los afrodescendientes e indígenas en el Perú. Si bien este poblado cuenta con electricidad, las intensas lluvias registradas esta semana provocaron daños en la infraestructura vial y las viviendas.
Servicios sociales estratégicos como salud y educación también son escasos. Por ello, las organizaciones afros representantes a nivel nacional presentaron un proyecto de ley para que se les reconozca como pueblo en la Constitución Política del Perú. “Esto nos va a dar mayores oportunidades para desarrollar políticas públicas a favor de los afrodescendientes”, señala.
Reflejos comunes
Ante la intensidad de las lluvias la Municipalidad de Yapatera sirvió de refugio para la realización de la muestra comunitaria. A medida que caía la noche, niños, jóvenes y mujeres sortearon los caminos transformados en barro para asistir a las proyecciones.
Una de las temáticas recurrentes en las películas que conforman la muestra comunitaria es la lucha por la tierra y el territorio. “A través de la proyección hemos visto como este problema lo compartimos con los hermanos indígenas alrededor del mundo”.
Abelardo narró como las empresas agrícolas compraron tierras próximas a Yapatera, cercándolos de a pocos y como la pobreza llevó a familias enteras a migrar hacia la ciudad.
“Nosotros gozamos de la libertad de los pájaros, aquí en la comunidad no existen las fronteras. Sin embargo, el avance la compra de tierras ha hecho que esto se vuelva muy privado”, explicó.
La historia de “Pity” una niña Huarpe del Chaco Argentino también caló hondamente en la sensibilidad de la población. El agreste páramo, los algarrobos y las labores en el cuidado de los rebaños de cabras, tan cercanos y cotidianos para esta comunidad afro, despertaron la curiosidad y sonrisa de todos. Para la mayoría fue una sorpresa el saber de la presencia de pueblos indígenas en Argentina y mucho más el percatarse que viven en realidades y geografías tan similares a las suyas.
Los ecos de lo que fuera el esclavista sistema de haciendas se vislumbran en las ruinas de la antigua fábrica azucarera de Yapatera, reivindicado hoy por la población como un atractivo turístico. Pero el cultivo de caña de azúcar no es un emprendimiento en declive. En la actualidad el Perú apunta a desplazar a Sudáfrica como primer productor mundial de caña de azúcar cultivada con riego tecnificado. Así, el boom de la industria del etanol se cierne como una nueva amenaza para el pueblo afro.
A esta conclusión llegó Lily León, presidenta de la Organización de Mujeres Yapateranas, luego de ver el documental “En la Sombra de un Delirio Verde”. La película narra el desplazamiento de los guaraníes kaiowá y las terribles condiciones de trabajo que enfrentan ante el creciente cultivo de caña de azúcar para la producción de etanol, vendido a la opinión pública como una alternativa de combustible económico y limpio.
“Varias empresas agroindustriales han venido con la novedad del cultivo de caña para etanol, pero la gente se opuso y no vendieron sus tierras. Esto no pasa en caseríos como Sol Sol, cercanos a Yapatera. Igual que los kaiowá ahora ellos de ser dueños pasaron a convertirse en los peones de las empresas. La historia también puede repetirse aquí también”, reflexionó.
“Otro problema son las canteras. Las empresas extraen el material sin ningún control y sin consultar con nosotros. Esto desvía el cauce de las quebradas y hay inundaciones que afectan nuestras viviendas y sembríos”, indica.
El documental “El Oro o la Vida”, realizado por Álvaro Revenga y Caracol Producciones, obtuvo el primer puesto de postulación al Gran Premio Anaconda. Realizada en coproducción con Guatemala, Honduras y El Salvador, la película narra la lucha del pueblo Maya para poner freno a la expansión minera por medio de consultas comunitarias. Mientras que “Los Caminos del Grupo Elegguá” se alzó con la nominación al Premio Especial Mirada Afrodescendiente. Esta ficción muestra el recorrido las integrantes del Grupo Folklórico de este mismo nombre y su labor en la difusión de la música afro venezolana.
La premiación de las ganadoras se realizará en el marco de un festival de cine indígena que se llevará a cabo en el Centro Cultural España en Lima del 29 al 31 de Marzo, con la presencia de líderes y cineastas indígenas del Perú y el mundo.
Cine indígena en la urbe
La muestra comunitaria también fue compartida en zonas urbanas como la ciudad de Chulucanas, tierra de la cerámica, siendo acogida por Juan Távara, director de la Biblioteca Municipal y uno de los principales gestores en la consolidación de este espacio cultural.
Un apagón total que abarcó las regiones de Tumbes, Lambayeque y Piura obligó a improvisar una noche de cuentos y cumananas y a reprogramar la muestra la mañana siguiente. No obstante, mujeres, jóvenes, docentes y autoridades se hicieron presentes.
La visita de los estudiantes de la carrera de turismo de la Universidad Nacional de Tumbes también fue una oportunidad propicia para proyectar la muestra y debatir con los jóvenes universitarios sobre el racismo y la discriminación que enfrentan los pueblos indígenas y afrodescendientes en el Perú.
Una mirada al mundo
Las muestras comunitarias del Premio Anaconda están compuestas por más de 20 películas sobre la realidad y luchas de los pueblos indígenas y afrodescendientes del Chaco y los Bosques Tropicales de América Latina y el Caribe. Su próximo paso en Perú será la Selva Central con una proyección para el pueblo Yánesha en la comunidad nativa de Ñagazú.
El Premio Anaconda es organizado por la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación de los Pueblos Indígenas (CLACPI), Fundación Praia, CHIRAPAQ Centro de Culturas Indígenas del Perú y la Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana (AIDESEP) con el apoyo de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID).
El cine como instrumento político para la reivindicación de derechos y la construcción de una mirada profunda sobre el vibrante legado cultural de nuestros son algunos de los sueños de quienes promueven seguir esta “la ruta de la serpiente”.
Muestra Comunitaria Premio Anaconda – Yapatera y Chulucanas