Por: Paola Sarmiento (Magíster en Estudios Educacionales, University of British Columbia)
Como parte de mi tesis de maestría desarrollada en la universidad de British Columbia durante el 2016, investigué cómo una organización indígena de Perú—Chirapaq—conceptualiza la noción de Interculturalidad, y cómo esta conceptualización contrasta, o no, con el discurso de la política educativa intercultural (EIB) del Perú. Con el fin de analizar la posición de Chirapaq, se entrevistó a dos de sus líderes, y se analizó sus textos académicos y de difusión de acceso público. Asimismo, se analizó el documento de la política EIB del 2016 para comprender también la representación construida por el estado. Luego, ambas representaciones sobre interculturalidad fueron contrastadas entre ellas para analizar cómo el discurso intercultural de Chirapaq puede resistir, desafiar o re-formular el discurso sostenido por la política EIB respecto al mismo concepto.
Del análisis del discurso de Chirapaq sobre interculturalidad emergieron cuatro temas centrales: diversidad cultural, conocimiento indígena, lengua indígena y territorio indígena. Así, la diversidad cultural, tal y como es sostenida por la organización indígena, tiene poco que ver con las oportunidades de vivir en una sociedad étnica y culturalmente diversa como la peruana. Más bien, se vincula directamente con la existencia de estructuras coloniales en Perú a través de las cuales los grupos dominantes ejercen poder sobre los pueblos indígenas y sobre sus culturas. Al respecto, Newton Mori, miembro de Chirapaq, sostuvo:
“el discurso intercultural del gobierno ha promovido siempre la diversidad cultural y el diálogo entre culturas. De hecho, creemos que la interculturalidad sí se trata de la diversidad y las relaciones entre culturas, pero la verdadera pregunta sería ‘¿cómo estas relaciones se sostienen?’ ¿Estas interrelaciones no se dan fuera de relaciones de poder’? … nuestro problema es la devaluación de lo indígena, una devaluación que no surge por sí sola. Ha sido aprendida e impuesta, ha sido históricamente reproducida de generación en generación después de la llegada de los españoles.”
En la misma línea, mientras que Chirapaq se enfoca, permanentemente, en la experiencia de exclusión y devaluación de ‘lo indígena’ cuando hacen referencia al tema de diversidad cultural, el discurso de la política EIB sobre esta diversidad apunta a otra dirección. Si bien esta política resalta que la educación intercultural en el Perú debe ser un espacio para deconstruir “las diferentes formas de discriminación y racismo…” (p. 15), no llega a discutir, como diría Chirapaq, el tema esencial. Es decir, que la conversación sobre diversidad cultural debe comenzar por el hecho de que algunos grupos socioculturales son reconocidos dentro de la sociedad peruana; mientras que otros no, que algunos grupos ejercen poder sobre otros. A modo de ejemplo, la política EIB sugiere —a través del lenguaje usado—que el conflicto, el racismo y la discriminación predominante en la sociedad peruana son el resultado natural de formar parte de ciertos grupos socioculturales y no de otros:
La promoción de una convivencia democrática demanda de la capacidad de las personas y la sociedad para la resolución pacífica de conflictos que se generan por el encuentro-desencuentro entre personas y colectivos con distintas tradiciones culturales y que viven diversas situaciones de discriminación y racismo… el prejuicio, los estereotipos, entre otros, son componente habitual y siempre presente en la interacción entre personas y colectivos culturalmente diversos” (política EIB, 2016, p. 16)
Además, resulta también resaltante que no exista, a lo largo de todo el documento de política, ninguna mención o discusión sobre el rol que tienen las élites dominantes dentro de la diversa sociedad peruana (i.e. blancos, blanqueados y mestizos), actores que permanecen ausentes en la representación de esta diversidad cultural. Otro resultado central de esta investigación es cómo se representan discursivamente los temas de lengua, conocimiento y territorio indígena dentro de las conceptualizaciones sobre interculturalidad sostenidas por Chirapaq y de la política EIB, respectivamente. En el caso de la organización indígena, estos tres temas aparecen como fundacionales e interconectados. Así, cuando Chirapaq se refiere a la interculturalidad y la educación intercultural, en particular, se trae permanentemente a discusión el tema del territorio indígena. Chirapaq demuestra una racionalidad alternativa a partir de la cual el territorio es inseparable del conocimiento indígena y de la lengua indígena o, como explica Tarcila Rivera, líder de Chirapaq: “el territorio tiene una relación interdependiente con nosotros [los pueblos indígenas]”. Newton Mori también sostuvo: “el lenguaje, la identidad y la cultura, en el caso de los indígenas, se expresa a través de su territorio. Si no respetamos nuestro territorio o no tenemos derechos sobre nuestro territorio, entonces estamos mutilados. Entonces todo nuestro sistema es débil”.
Un análisis interesante que se desprende del estudio es que al usar la palabra ‘mutilar’ para enfatizar la brutalidad que representa la fragmentación de lo ‘indígena’, Chirapaq logra resaltar las graves consecuencias que tiene para sus vidas la compartimentación de su sistema de conocimiento; es decir, la separación de cualquier acción, decisión o discusión sobre lengua y conocimiento indígena del territorio indígena. Por otro lado, y en contraste a este discurso, la discusión sobre el territorio indígena estuvo ausente a lo largo de todo el documento de la política EIB—ausencia que demuestra cómo el estado peruano aún puede fallar en reconocer o, quizás, entender, la interconexión entre territorio, conocimiento y lengua indígena. Por tanto, mientras que la naturaleza holística de los sistemas de conocimiento indígena emerge como un aspecto fundamental dentro del discurso intercultural de Chirapaq, la política EIB fragmenta este sistema por omisión.
La investigación termina con dos conclusiones centrales que pueden informar las discusiones sobre interculturalidad y, específicamente, educación intercultural. Primero, la noción de interculturalidad constituye, para Chirapaq, un discurso altamente político que puede ser usado para resistir o confrontar las representaciones sobre la misma noción que emergen de discursos oficiales del estado. Segundo, mientras que Chirapaq relaciona la educación (intercultural) con la vida misma (i.e. la educación no puede suceder sin tomar en consideración las dimensiones esenciales de la vida de los pueblos indígenas) y la propone como un espacio para deconstruir y cuestionar los patrones históricos de poder que predominan en la sociedad peruana, la política EIB demuestra un ‘enfoque blando’, según el cual la educación parece ser un espacio neutro donde aspectos altamente controversiales y políticos permanecen silenciados.
Puede leer la tesis de Paola Sarmiento (en inglés) haciendo clic en este enlace.