La solidaridad de una mujer indígena permite a jóvenes del distrito amazónico de Balsapuerto el continuar asistiendo a la escuela.
El número de jóvenes Shawi cursando la secundaria disminuyó de 100 alumnos en 2011 a tan solo 30 en lo que va del año.
El cierre del internado Santo Tomas impide, desde el año pasado, que jóvenes indígenas del pueblo Shawi concluyan con su educación secundaria. Así informó la lideresa Beatriz Caritimari, quien ha acogido a ocho de estos estudiantes en su hogar.
“A los padres les es imposible el cubrir los gastos de alojamiento y alimentación de sus hijos en la ciudad. Hoy nuestro pueblo está albergando a más de 20 jóvenes con diferentes familias”, explica Caritimari.
El llegar hasta la escuela pública del distrito de Balsapuerto puede tomarles a estos estudiantes hasta ocho horas de caminata. Por ello, el internado era la única opción con la que contaba la población indígena, de la zona sur de Alto Amazonas, para que sus hijos puedan acceder a la escuela secundaria.
“Los padres solo viven de lo que cultivan y sus ingresos económicos son limitados por lo que han decidido no matricular a sus hijos este año”, señala Caritimari.
Paulatinamente el número de jóvenes Shawi cursando la secundaria ha disminuido, de 100 en 2011 a 28 en 2012.
Caritimari aseguró además que se presentaron dos casos de estudiantes embarazadas. El hecho despertó la alerta entre los padres de familia y los indujo a dar prioridad a los varones, por sobre sus hijas mujeres, al momento de decidir su futuro educativo. De los 30 estudiantes indígenas matriculados este año, ninguna es mujer.
El programa de asistencia alimentaria destinado a los albergues cubre únicamente una comida al día para estos estudiantes, y por el momento se encuentra inactivo. El resto de su alimentación, durante la semana, proviene de los productos cultivados y traídos por sus padres desde sus respectivas comunidades.
Entre tanto, Caritimari dedica su tiempo a buscar donaciones de alimentos, además de compartir con estos jóvenes la comida de su propia familia. “Ellos son ahora como mis hijos”, cuenta con emoción y preocupación.
Por años, Beatriz brindó su apoyo desinteresado al internado de este distrito, orientando a los jóvenes indígenas, quienes lejos de casa, no contaban con soporte emocional y cuidado alguno.
“Cuando los profesores no estaban yo trabajaba con ellos. Les explicábamos cómo debe ser su comportamiento fuera de la comunidad y los orientamos para que no entren en malas juntas. Mi esperanza era que de entre ellos salgan nuevos líderes que aporten a nuestro pueblo”, cuenta.
Caritimari es una reconocida lideresa indígena Shawi. En 2004 inicia su proceso de formación en el Taller Permanente de Mujeres Indígenas Andinas y Amazónicas del Perú TPMIAAP, espacio impulsado por CHIRAPAQ Centro de Culturas Indígenas del Perú. Con gran vocación por su pueblo, ella lucha hoy para que esta generación de jóvenes Shawi puedan ejercer su derecho a la educación.
De acuerdo al informe preparado por el Estado Peruano, sobre el cumplimiento del Programa de Acción de la Conferencia Internacional de población y Desarrollo de Cairo, la asistencia escolar en nuestro país asciende hasta un 88%. Asimismo, que la asistencia escolar es de 89.1% en hombres y 87.5% en mujeres.
Sin embargo, en zonas como Balsapuerto, las cifras nacionales encubren las brechas en el acceso a la educación secundaria de los jóvenes indígenas y el hecho que, en estas comunidades, las mujeres indígenas continúen siendo las que menos acceden y concluyen con su educación.
Una educación secundaria de calidad con igualdad en el acceso a hombres y mujeres indígenas constituye una brecha pendiente de cerrar por el país, teniendo en consideración los límites de la accesibilidad geográfica y económica, la disponibilidad de centros educativos y la calidad del servicio.
Asegurar que las mujeres y jóvenes indígenas concluyan la secundaria es un derecho pendiente del Estado para con las mujeres y pueblos indígenas.