Los recientes casos de violencia brutal contra mujeres han despertado la indignación generalizada de la sociedad peruana, que participará masivamente en la marcha #NiUnaMenos este sábado 13 de agosto desde las 3 p.m. El punto de concentración es el Campo de Marte.
Los colectivos y organizaciones que convocan a la marcha señalan que la violencia de género no es un problema coyuntural sino estructural. En el Perú, esto se materializa en altos índices de violencia física, psicológica y sexual que sufren las mujeres, muchas veces por parte de hombres con quienes tienen una relación directa (pareja, padre, otros familiares).
CHIRAPAQ considera que las mujeres indígenas se enfrentan a una triple discriminación: por ser indígenas, por ser mujeres y por vivir en situaciones de pobreza. Estas violencias están estrechamente ligadas, se fomentan unas a las otras y afectan gravemente el ejercicio de derechos plenos, individuales y colectivos, de las mujeres indígenas, limitando sus capacidades y perspectivas de vida digna.
La realidad social indica que las mujeres en general encuentran restricciones en el ejercicio del poder en espacios de decisión, el reconocimiento de su aporte económico y social, la representación política, el acceso a la educación y la justicia, así como la decisión soberana sobre sus vidas y sus cuerpos.
Las mujeres indígenas, en particular, enfrentan adicionalmente de manera cotidiana la discriminación racista en el acceso y cobertura educativa y de salud, en el acceso al empleo y en el trato negativo de su imagen en los medios masivos de comunicación (por ejemplo, la representación racista en La Paisana Jacinta).
A ello se suman los problemas amparados por las políticas de Estado, como la proliferación de industrias extractivas, la inseguridad territorial y la contaminación ambiental, que afectan especialmente a la salud reproductiva de las mujeres indígenas, poniendo además en claro riesgo la seguridad alimentaria y la crianza saludable de sus hijas e hijos.
CHIRAPAQ reconoce el machismo y las violencias que subsisten en las comunidades indígenas, como consecuencia de una larga historia de marginación y desprecio. Sin embargo, también busca rescatar cosmovisiones donde las relaciones entre géneros se sustentan en la dualidad, la complementariedad, el equilibrio y la armonía a partir de la comprensión y el respeto mutuo.
En su acompañamiento al movimiento indígena en el Perú y a nivel internacional, CHIRAPAQ promueve espacios de articulación y empoderamiento de las mujeres y jóvenes indígenas, insertando temas de género en las agendas indígenas. Asimismo, ejecuta iniciativas para lograr su empoderamiento económico y la revaloración de sus conocimientos en la agricultura sostenible y la cultura alimentaria.
Es por estos motivos que CHIRAPAQ también dice: ¡Ni una menos!