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Nosotros

Reseña histórica

CHIRAPAQ fue fundado en 1986, en el contexto de la violencia política que sufría el Perú. Por ese motivo, nuestro trabajo por la cultura se unió estrechamente a la defensa de la vida, lo que nos llevó a trabajar con migrantes y desplazados en comedores populares de Ayacucho, Lima y Huancayo. Los concurrentes – principalmente niños, mujeres y personas adultas mayores – encontraron no sólo alimento reparador para sus cuerpos sino una forma de recuperar en algo sus modos de vida comunitarios, dolorosamente perdidos.

En 1990, decidimos concentrar nuestros esfuerzos en Ayacucho, en coordinación con la entonces Asociación de Familiares de Desaparecidos de Ayacucho (ANFASEP), dando forma a la propuesta “Mejora nutricional a base de productos nativos y locales”, que atendía diariamente a cerca de 240 niñas y niños víctimas de la violencia y con desnutrición aguda. Los talleres de expresión artística complementaron la recuperación física con la recuperación emocional. Esa experiencia sentó la semilla del Programa Ñoqanchiq, un espacio para desarrollar las capacidades creativas y artísticas de los pequeños, ayudándoles a superar el trauma de la violencia y a afirmar su identidad y autoestima. Las mujeres mayores encontraron también un espacio de rehabilitación, enseñando a los niños y jóvenes sus conocimientos de tejido en telar de cintura.

Los comedores nunca se plantearon como espacios de asistencialismo, sino como ejes de reanimación socio-cultural en un contexto de violencia política y pobreza extrema, en los que el derecho a la vida iba de la mano con el derecho a la cultura propia. El siguiente paso fue buscar cierta sostenibilidad para la provisión de insumos, para lo cual implementamos pequeños bio-huertos y la crianza de animales menores.

Esta experiencia nos hizo ver que podíamos trabajar por la recuperación de cultivos andinos que se estaban perdiendo debido al abandono del campo (por desplazamiento forzoso) y a la expansión comercial de productos foráneos que aunque relativamente más baratos, no tenían las mismas ventajas nutricionales. Así, en 1996 nació el Programa Soberanía y Seguridad Alimentaria para rescatar los conocimientos y prácticas ancestrales agrícolas y con ello, la rica biodiversidad de la zona.

La decisión de incidir políticamente en la defensa de los derechos de las mujeres partió del papel central que tuvieron las mujeres en los procesos de alimentación, asumiendo el compromiso de trabajar por el bienestar de sus barrios y comunidades. Al mismo tiempo, el mundo se preparaba para la IV Conferencia Mundial sobre la Mujer (Beijing 95). CHIRAPAQ, a través de su programa Mujer Indígena, asumió el reto de impulsar el accionar de las mujeres indígenas rumbo a Beijing 95, primero iniciando el levantamiento de diagnósticos participativos sobre la situación de las mujeres indígenas y posteriormente promoviendo su articulación.

En 30 años de trabajo por nuestros pueblos y culturas, mostramos un rostro que no debe perderse, una cultura que ha resistido y que aporta a la sociedad propuestas que incluyen sus saberes, valores, concepción del cosmos y respeto por la naturaleza, hoy más vigentes que nunca.

Por Nuestros Pueblos y Culturas