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27 enero, 2014

Reflexiones sobre la vida de la lideresa wayuu Renilda Martinez

Carta en celebración a la vida de Renilda Martínez, destacada lideresa del pueblo Wayuu de Venezuela.

La muerte de la sabia venezolana Renilda Martínez significa una enorme pérdida. No obstante, su vitalidad y sabiduría acompañarán a las mujeres indígenas que continúan sus pasos. Así lo reconocen líderesas indígenas de las Américas, mediante sentidas cartas.

PERÚ

Mi siempre respetada y querida hermana Renilda:

Hoy nos llegó la dolorosa noticia de tu partida, que deja un vacío en nuestro ser.

Pasé los días de Navidad en un encuentro simbólico contigo, sentada en mi salita acompañada del resplandor del sol que entraba por las ventanas recordaba los años y los momentos que transitamos juntas.

Hace bastante tiempo me regalaste una manta, creo que cuando cumplí cincuenta años. No me la ponía porque me parecía que me quedaba grande.

Se me ocurrió recibir el Año Nuevo vistiendo la manta Wayuu en homenaje a ti. Hasta mis sobrinas me tomaron unas fotografías para enviártelas. No pude hacerlo por mis limitaciones en el uso de estas nuevas tecnologías.

Mis recuerdos me hicieron retroceder hasta 1985. Fuiste la única mujer junto a otros varones dirigentes, revisando cuentas del CISA durante todo el día porque habíamos sido acusados de llevarnos los dineros con destinos desconocidos. Lo hiciste en tu rol de representante de la organización que ocupaba la Tesorería en aquel entonces. Recuerdo claramente la expresión en tu rostro comentando que no faltaba ni un dólar. Dijiste entonces que debemos ser honestos y que nadie debería desprestigiar a sus opositores por intereses particulares.

Cuando empezamos a caminar en el Enlace Continental de Mujeres Indígenas, siempre fuiste la presencia y la voz apropiada para resolver conflictos. Y para llamarnos la atención cuando cometíamos errores.

Cuando te confiaba mis conflictos, mis preocupaciones y mi incapacidad para afrontar algunas situaciones, siempre recibí de tu parte palabras sinceras de reflexión y también de orientaciones. En otros casos, he recibido mucho consuelo y amistad en tu rol de hermana mayor y sabia.

Admiro tu fortaleza física y tu buen ánimo. Después de una intervención quirúrgica, asumiste el reto de viajar con nosotras: Ramona, Isabel, Eva y otras hermanas a mi comunidad. Eran diez horas de viaje en bus hasta Huamanga, y luego tres horas hasta llegar a los 3,500 m.s.n.m.

La estadía en aquel paraíso donde el Inka Pachacuteq tomaba su descanso. En el Intihuatana. Apareces en una foto junto al lago cristalino milenario. Tus travesuras en el Ushno de Vilcashuamán. ¿Dónde dejaste tu agotamiento, tu debilidad?

Caminaste, jugaste, conversaste, llenaste tus ojos con aquellas montañas andinas que nos dan vida a varias de nosotras. Comiste sin prejuicios los alimentos locales: la sopa de quinua, el cuy frito, la chicha de jora, las papas, el mote.

Asustada por lo que te podía pasar, te preguntaba si te sentías bien y me decías que tenías hambre y que el doctor te había recetado “comer muy bien”. Llegamos a la Comunidad San Francisco de Pujas, a dos horas más de camino desde Vilcas. Como siempre destacabas por tu esbelta figura entre los niños que te rodeaban con curiosidad.

Así te recordaremos, riendo, hablando, haciendo bromas y demostrándonos fortaleza física y espiritual, acompañados de paz interior.

Fraternalmente,

Tarcila Rivera
CHIRAPAQ

HOLANDA

Querida Hermana Renilda:

Hoy me entero de tu partida y vienen a mis recuerdos, tu presencia de mujer dulce. Con tu encantadora mirada, Iluminabas nuestro entorno para contagiar tu fortaleza en el espíritu de las que siempre estaremos comprometidas.

Yo tuve la suerte de compartir contigo, alegrías de encuentros, de trabajo, compartiendo experiencias personal y colectiva como dos amigas-hermanas en la lucha prioritaria ante la vulnerabilidad de las mujeres y los niños indígenas

Quiero que sepas que las semillas que has sembrado fortalecieron nuestro movimiento, levantando nuestra autoestima, reforzando la confianza en el camino que debemos seguir con la dignidad que nos da: el ser mujer perteneciente a un lugar en el cosmos, La Madre Tierra.

Desde donde estés ilumínanos con tu luz y tu sabiduría, para no equivocarnos.

“Tu camino por esta vida siempre estará fundido como ejemplo en el corazón de todas las hermanas que tuvimos la suerte de conocerte y compartir tu espíritu de lucha”

Ramona Quiroga
Consejo Indígena de Holanda

 

PANAMÁ

Queridas compañeras del ECMIA:

Baba y Nana han puesto límite a nuestras vidas, donde la sensación de frescura que dejan esos vientos que soplan en esta tierra la vamos a olvidar. Pero no se olvida a Renilda que se nos adelanta y ha viajado por el gran río Guligundiwar donde va tomar nuevo vigor de energía y el espíritu que la fortalece. No es un adiós, es un hasta luego, porque estarás en el pensamiento de cada persona que te conocieron, que han compartido y del aprendizaje que has dejado.

Tu vida ha sido para estar con tu gente, con tus palabras sabias de una mujer Wayuu, y ha sido de ejemplo para las nuevas generaciones que han caminado contigo Renilda, por eso te dijo que te recordaremos en nuestras luchas. Estarás en nuestros pensamientos.

Se encuentra en los regazos de Baba y Nana y desde ahí nos iluminará el camino a seguir, ya que nos has dejado tus sabidurías, tus experiencias, tus conocimientos. Desde el espacio del ECMIA te decimos GRACIAS por todas las oportunidades que hemos tenido contigo.

Saludos a todas,

Sonia Henríquez
CONAMUIP

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