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4 enero, 2017

Mitos y lugares sagrados para afirmar nuestras identidades y derechos

Jóvenes y sabios mayores indígenas comparten saberes para la vida en forma de relatos tradicionales sobre los lugares sagrados de sus comunidades.



Un grupo de jóvenes indígenas de las regiones de Ayacucho, Puno y Ucayali se ha embarcado en una aventura de descubrimiento de sus propias tradiciones culturales, entablando diálogos con los sabios y las sabias mayores de sus comunidades para recuperar relatos orales sobre la espiritualidad y los sitios sagrados.

Esta investigación es parte de una iniciativa de CHIRAPAQ para establecer espacios de formación a favor de la identidad y los derechos de los pueblos indígenas, a partir del diálogo intergeneracional. A través de los relatos, los mayores comparten con los jóvenes saberes para la vida y las historias de nuestros pueblos.

Uno de estos relatos es La leyenda de Cumancay, relato del pueblo shipibo del río Ucayali. Esta historia es acerca de la llegada de los invasores españoles al territorio de la comunidad de Cumancay, llamada así por el árbol que en castellano conocemos como shihuahuaco. Los españoles traen enfermedades y esclavitud al pueblo donde tradicionalmente se celebraban los festejos como el Ani Sheati. Sin embargo, un sabio chamán encontró los poderes mágicos del árbol cumancay para recuperar el buen vivir en su pueblo.

Puedes escucharlo haciendo clic en este enlace, narrado por Andrés González Torres, quien lo trabajó junto a Ketín González Torres y don Andrés González Pérez.

Estos relatos dan cuenta de la estrecha relación que une a los pueblos indígenas con los territorios, que no solamente son sus principales medios de vida y seguridad alimentaria a través de la agricultura, sino también espacios de desarrollo personal, colectivo y espiritual.

Como señaló el antropólogo Heinrich Helberg, el mito es, para los pueblos indígenas, una forma de ordenamiento social y de conocimiento del mundo. Los saberes contenidos en los relatos míticos son expresiones de cosmovisiones diversas, no son menos ni más que el conocimiento teórico o científico occidental.

La participación en esta iniciativa ha fortalecido los lazos entre los jóvenes y los mayores indígenas, pilares de la vida en comunidad. Varios de los abuelos, que ya no contaban estas historias por temor a la discriminación, mencionaron que ahora comparten orgullosos sus saberes con los jóvenes de sus comunidades, e incluso planean retomar las reuniones comunales donde contarán estos relatos en un ambiente de alegría y fraternidad.