Festival de Telas Teñidas Yanesha presentó un caleidoscopio de colores naturales provenientes de la Amazonía.
En estos días pasados de Fiestas Patrias, muchas familias decidieron salir del estrés cotidiano y del denso gris limeño, en la búsqueda de tranquilidad, de aire puro y de un sol capaz de iluminar, además de los días, el ánimo. Bastantes eligieron como destino Oxapampa. La gastronomía regional, protagonista de las principales calles de esta ciudad ubicada en la Selva Central, rodeada de tupidas montañas verdosas, se entremezcló con una gran cantidad de turistas y una feria de artesanías habilitada en la Plaza de Armas.
Entre los turistas, algunos despistados, en la búsqueda de esa ansiada tranquilidad que no pudieron encontrar en las calles oxapampinas, decidieron enrumbarse por un camino de tierra que prometía más naturaleza y silencio. En este recorrido sinuoso y polvoriento, la sorpresa les llegó muy gratamente a poco más de quince minutos, al encontrarse en el camino con un festival nada usual, el Festival de Telas Teñidas Yanesha, en la comunidad nativa de Tsachopen.
Desde hace ya tres años, las artesanas yanesha de esta comunidad, con la inquietud y el deseo de poner en valor su trabajo en telas teñidas con colores naturales, tomaron la decisión de organizarse para preparar este festival. La diversidad de colores que invadía el local de la casa comunal, hacía difícil creer que todos ellos se obtienen de la misma naturaleza; palillo, payón, yetseñor, matico, etc.
Arropadas por la comunidad y las autoridades locales como principales espectadoras, las artesanas, aprovechando también sus habilidades como diseñadoras de moda, hicieron un desfile en donde quedó evidente su originalidad y su destreza en la costura. Se presentaron trajes para todas las edades, hasta vestidos de novia y de quinceañera. Entre las intervenciones de las autoridades y la presentación de los modelos, el colectivo de danza representado por la familia Ortiz, amenizó el evento con canciones y danzas.
Además de las telas, el espacio habilitado para el festival se complementó con una exposición de artesanías típicas que se hacen en la zona, incluyendo desde carteras y diferentes prendas de vestir, hasta aretes y collares realizados con semillas locales.
Entre el público se encontraban también dos artesanas yanesha representantes del Valle de Palcazú, Rosa y Marina. Agradecidas por la invitación, contribuyeron al evento con la exposición de sus telas y artesanías. A su regreso al Valle compartirán esta experiencia con las demás artesanas.
Los turistas, quienes decidieron salirse de la ruta típica y más convencional, están decididos a regresar el año que viene, dedicándose mientras que llega el momento, a promocionar este tipo de actividades, que te enriquecen y que te llevan a desear un tipo de desarrollo económico y de consumo diferente, que respeta y proteja la biodiversidad y valora los conocimientos ancestrales indígenas.
La iniciativa es impulsada en alianza con CHIRAPAQ, Centro de Culturas Indígenas del Perú y la Fundación Angélica Fuentes.