“Hay que hablar claro mi hermano. Esta cuestión de la REDD+ es una compensación económica de los países industrializado a los países que aún conservan sus bosques. Ellos no tienen nada y nosotros tenemos nuestros bosques. Se trata pues, de secuestrar su contaminación en nuestros bosques, pero eso cuesta. La batalla la están dando nuestras contrapartes estatales con los países industrializados. Ellos no quieren pagar lo que en verdad cuesta, además que no consideran muchas variantes más, que son importantes para los pueblos indígenas”. Así de categórico fue nuestro hermano Kuna Marcial Arias, Consejero de Políticas de la Alianza Mundial de los Pueblos Indígenas de los Bosques Tropicales ante el pueblo Yánesha y Asháninka congregado en Izcozacín.
Arias afirmó que los riesgos y oportunidades que nos abre REDD+ y los compromisos de compensación de los países industrializados, son temas políticos, a discutir en una mesa de negociación y no tan técnicos como muchos afirman. “No solo están en juego millones de dólares en compensaciones, sino aún más importante, las vidas e identidades de nuestros pueblos”, señaló.
A través del Plan Bali, suscrito durante la 13ª Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático CMNUCC en diciembre de 2007, queda finalmente constituido el concepto REDD+, concentrándose en marcos de negociación técnica como el tema de visión compartida, que se centra los objetivos globales y propuesta a acciones conjuntas y colectivas mundiales para enfrentar el cambio climático, explicó.
La mitigación fue el compromiso asumido a través de los planes de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, con bases medibles y reportables, teniendo así –afirma Arias – el principio que todos somos responsables ante el mundo pero nuestras responsabilidad son diferenciadas. Uno es más culpable que otro y nuestras respuestas frente al cambio climático, son de acuerdo a ello.
Arias señala que la adaptación, busca elementos de análisis y accionar para enfrentarse al cambio climático, coordinando con la cooperación internacional, gobiernos y organizaciones civiles de una serie de medidas integrales para hacer frente y especialmente en territorios que son más vulnerables a sus efectos adversos. Mientras tanto la tecnología, que abarca todos los mecanismos tecnológicos eficaces, correctivos, mitigadores, que sean ecológicamente sustentables y accesibles a nuestros países para enfrentar este cambio. Y finalmente el financiamiento, que es todos los recursos que se ponen a disposición para enfrentar la crisis del cambio climático.
De acuerdo a Arias, la preocupación de los pueblos indígenas yace en que mientras que para occidente el valor de los bosques tropicales se calcula en madera, carbono, suelo y tierra, para las comunidades estos contiene valor espiritual y representan una fuente de vida, que incluye territorio, poder, medicina, comida e incluso ideología.
Existe una gran preocupación – dice – para los pueblos indígenas, que ni la misma propuesta REDD+ toma en cuenta. Se trata de nuestra vulnerabilidad ante el cambio climático, que tiene implicancias directas e indirectas para el goce efectivo de los derechos humanos. “Los pueblos indígenas somos los primeros en sufrir a consecuencia del cambio climático. Somos vulnerables por estar en zonas geográficamente impactadas. Esto es desastroso para nuestra forma de vida, un golpe para nuestros derechos humanos y violenta nuestra relación con la naturaleza” indica.
“La falta de voluntad política de los gobiernos industrializados para plantear abiertamente el tema y su necesidad de regatear económicamente por los efectos adversos que sus mecanismos de industrialización crean, son obstáculos en la defensa de los derechos violentados por el cambio climático, entre ellos, el consentimiento previo e informado y la libre autodeterminación de los pueblos”, concluyó.
REDD+: Riesgos y oportunidades para los pueblos indígenas by Centro de Culturas Indígenas del Perú on Scribd